22.6.10

susana barragués / 4 poemas

De diez pesetas
 
De diez pesetas, echábamos cinco a la limosna,

con las otras cinco, comprábamos
peta zetas, caramelos ácidos, que explotaban en lengua.
Desde el banco, competíamos a lanzar pepitas de sandía
o huesos de aceituna, lo más lejos posible.
Después, en casa, escupía la cena,
sesos de conejo, lengua de ternera, callos de cerdo.
Mi madre me dejaba sola, frente al plato
en la cocina, yo miraba
formarse una película de grasa sobre la sopa
al vecino del patio
pasear desnudo.

No había ira en la inocencia, la crueldad
era pura, el júbilo,
intenso. Yo le daba
puñetazos a la almohada, rompía los cuadernos
si la caligrafía no me salía perfecta. Una vez,
de una patada, rompí la puerta.
Llevaba un vestido con dibujos de limones, lazos en el pelo, sandalias
blancas. Mi primer novio se llamaba
El Fuerzas. El paseo duró del caño a la cuesta. De allí
me fui corriendo, a cepillar
mi lengua con jabón.

El mundo luce, es primavera,
hay una lluvia de hierba,
pétalos, semillas, polen, dibujos de tiza por el suelo.
Quiero subir a un hombre cuerdo
a un helicóptero, conducirlo y ver
si nos matamos. Pero ya no podemos
morir haciendo algo temerario, es la muerte
la que nos sorprende a nosotros, la infancia es
ahora de otros, la perplejidad, la ira o la risa
son placeres viejos.

(Yo tenía ya veintiún años, él diez, u once, quería que yo fuera
a recogerle a su colegio. Pensé que sólo quería presumir
de que conocía a una extranjera. Le esperé en la puerta, le llevé a tomar
café, no recuerdo de qué le hablé.
El niño abrió mucho los ojos, lo tragó todo, no dijo nada.
«Nunca había probado el café, vomitó por la noche», me dijo la madre.
«Creo que está enamorado

de ti.»

Sí,
los que arriesgan
son ahora otros.)


No Contemplación


Ante todo, hay que dejar constancia de la satisfacción que me producía contemplarte. Esto es así, es correcto escribirlo porque es preciso, se ajusta a los hechos.

Hay que comprender también que esto no volverá a repetirse y asumir que es posible acostumbrarse.

Lo demás, describir el reflejo en tu pupila, el fuego, la asimilación súbita de tu pensamiento es humillar, reducir a vulgar el lujo que suponía poder observarte en silencio.

Tú no tenías visión sobre ti. Esto supone que la pertenencia de tu imagen me correspondía por entero en esos instantes. Sólo yo sé qué resplandor y sombra tenía tu rostro.

Que yo sepa, los relojes, las paredes, todavía no tienen ojos.

Yo te veía. Entre mi ojo y el tú contemplado, había una extensión, una concreción palpable, una colección de cosas. Tu señalabas y yo miraba donde se posaba tu vista. Veíamos a un tiempo el mismo objeto, por ejemplo, el trozo de un camión sobre un charco, una pieza de metal que brillaba con extraña intensidad.

El pasado sucede de forma rápida. El presente era infinito. Al escribir renuncio para siempre a que estar viéndote siga ocurriendo. Es decir, asumo el hecho de que verte forma parte del pasado.

Ante todo, hay que decir, que había una satisfacción en contemplarte. Esto es así, es correcto escribirlo porque es preciso, se ajusta a los hechos.

No voy a preguntar si ese trozo de metal sigue brillando, o éramos nosotros, la coincidencia de nuestros ojos posados sobre él, los que le hacíamos brillar.



Los locos dibujan
una raya de tiza,
se desnudan,
uno frente al otro.
Después soplan, suavemente,
sobre sus rostros.  Debajo
de las axilas, cada uno
lleva una perla.

Pierde el que la deja caer.


Video-haiku en colaboración Cecilia Molano




Susana Barragués (Bilbao, 1979) es licenciada en Ciencias Ambientales (Universidad de León, 2001) y en Humanidades (Universidad de Burgos, 2006). Ha publicado el libro de poemas Los hipódromos del corazón (Fundación Jorge Guillén, 2002), La campesina fascinada (Injuve, Ministerio de Igualdad, 2007) y el libro de relatos cortos Los ladrones de cerezas (Fundación Bilaketa, 2007. Estos últimos años ha desarrollado su labor profesional como analista de vientos para el desarrollo de parques eólicos, impartiendo además los talleres de creación literaria de la Fundación IPES Elkartea de Pamplona. En el 2009 es becada por la Universidad de Nueva York, ciudad donde reside actualmente, para realizar un MFA en Escritura Creativa.